Las personas con discapacidad tienen derecho a una vida independiente, es decir, a tomar aquellas decisiones que afectan a su vida tales como elegir cómo, dónde y con quién vivir. Para ello, entre otras cosas, es fundamental que se cumplan ciertos derechos como el acceso a una vivienda digna donde puedan desarrollarse de manera autónoma y recibir los apoyos necesarios.
Días atrás hablábamos sobre la importancia de que las personas con discapacidad puedan llevar una vida autónoma y el rol que ocupa la sociedad en la tarea de facilitar aquellas condiciones que lo hagan posible. Entre ellas, el acceso a una vivienda digna ocupa un lugar primordial porque, ademas de contituirse como un derecho básico en la vida de una persona, requiere que se contemplen otro grupo de necesidades, tales como la asistencia personal y los apoyos necesarios.
La Convención Sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, en su artículo 19 establece que los Estados deben adoptar las medidas necesarias para que las personas con discapacidad puedan vivir en comunidad, asegurando, entre otras cosas:
- La oportunidad de elegir dónde y con quién vivir
- El acceso a una variedad de servicios de asistencia domiciliaria, residencial y otros servicios de apoyo como la asistencia personal.
- Instalaciones y servicios comunitarios que tengan en cuenta las necesidades particulares.
En definitiva, para que sea posible avanzar hacia una vida independiente, es clave que las personas con discapacidad puedan acceder a una vivienda digna. Algunos de los desafíos que se plantean en este sentido están relacionados a la posibilidad de contar con servicios de asistencia personal domiciliaria y a que se disponga de oferta de viviendas accesibles en términos arquitectónicos y económicos.
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